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Hoy asistimos, en nuestro país y en el mundo entero, a una gran amenaza constituida por esta pandemia que nos obliga a estar bajo emergencia sanitaria, con distintos niveles de confinamiento y el temor a contagiarse de COVID-19 o de ser vector de contagio hacia nuestros seres más queridos o la sociedad en su conjunto.

Es difícil afrontar dicha situación, que nos preocupa sobremanera, estando pendientes de las noticias en el país y en el mundo. Esto muchas veces agravado porque distintos actores tienen diversas opiniones y el conocimiento de la enfermedad, que nos preocupa y ocupa, aún no es lo suficientemente profundo como para tener claramente establecidos los factores de contagio o los riesgos en general.

Vemos ejemplos de países como Corea del Sur y el nuestro propio que toman medidas acertadas, más allá de las lógicas controversias del tema, pero también tenemos ejemplos de países que minimizaban el problema y sufren profundas crisis de saturación de su infraestructura sanitaria. En lo personal me quedó grabado un video en el cual un funcionario europeo del área de la salud señalaba que “tendremos a lo sumo un caso” y lamentablemente a la fecha son miles los muertos.

Amenazas empresariales

Además, de todos los factores vinculados con la salud y la vida aparecen la situación económica nacional y mundial duramente impactadas por las necesarias disminuciones en la actividad o paralizaciones totales requeridas para frenar la propagación del virus. Pero, al igual que en el pasado, situaciones como la guerras hay dado origen a diversos avances y transformaciones de la sociedad, ¿sucederá igual? Así como la Primera Guerra Mundial supuso el despertar de la aviación o la Segunda Guerra Mundial el impulso de la carrera espacial o la Guerra Fría fue factor para dar surgimiento a Internet; esta batalla contra el Coronavirus motivará cambios en diversas áreas.

He aquí dos sectores que recibirán un fuerte impulso, quizás para dar el gran salto que los mismos no podían lograr hasta el momento por distintas razones. Ellos son el Teletrabajo y la Educación Virtual.

La necesidad de tener a las personas distanciadas laboral y socialmente, pero a su vez sin paralizar actividades lleva a las distintas organizaciones a ser ingeniosas e innovadoras en la implantación del teletrabajo en Uruguay. El mismo nos es un fenómeno nuevo, ya que en muchas empresas de TI es una práctica habitual. A veces se desarrollan proyectos, durante las 24 horas, por parte de equipos que se encuentran en distintas partes del mundo. Estos se comunican e intercambian artefactos en forma totalmente virtual; ello como forma de tener un proyecto en desarrollo permanente aprovechando los distintos usos horarios. Pero ahora esta pandemia obliga, para proteger a todos, tratar de llevar al hogar las distintas actividades económicas. Ello motivará que aquellas actividades que pueden realizarse a distancia evolucionen y se consoliden; de forma de, posteriormente, ofrecer una alternativa clara a su contraparte presencial. Para las organizaciones existe la gran ventaja de trasladar el costo de infraestructura al trabajador (aprovechando elementos con las que normalmente puede contar el mismo para su vida social virtual) evitando el gasto en servicios conexos que no hacen al centro del negocio. Si bien, ello implica una desventaja inicial para el trabajador; el ahorro logístico relativo a transporte alimentación, vestimenta, entre otros puede ser significativo llevando a que la propuesta de teletrabajo resulte atractiva. Gracias a ella se pueden conciliar el mundo laboral y el social. Aunque sobre esto último, la disciplina es un factor preponderante…

Por otra parte Educación Virtual tendrá, sin lugar a dudas, un impulso fenomenal. Algunos comentan que esta grave crisis puede ser el catalizador que estaba esperando la Educación Virtual para dar el gran salto, que la lleve a ser una opción firme en el contexto educativo, perdiendo definitivamente el halo de propuesta de segunda que para muchos aún tiene. La necesidad de continuar con los procesos educativos lleva a que plataformas virtuales de enseñanza, herramientas de video conferencia, sistemas automatizados de evaluación y muchas otras herramientas conexas adquieran gran protagonismo.

Las diferentes herramientas especializadas como Moodle, Zoom entre muchas otras se han transformado de la noche a la mañana en el tema central de discusión en este campo. Si bien el potencial y la calidad de una propuesta virtual son excelentes, corremos el mismo riesgo que en una clase presencial cuando existe una ausencia de enfoques didácticos y pedagógicos apropiados para generar las condiciones necesarias de aprendizaje imprescindibles en cada caso.

Pero, ¿qué nos dejó esta pandemia? No debemos olvidar, que en el entorno de enseñanza-aprendizaje, la tecnología debe ser un facilitador, un soporte, en definitiva un auxiliar para que se desarrollo el aprendizaje y no el centro del universo. Si las distintas instituciones, y especialmente las universidades, logran un enfoque que potencie el aprendizaje de los estudiantes ello implicará un fuerte impulso al modelo de Educación Virtual como el que ofrece nuestro campus virtual.