Esta realidad que nos ha tocado vivir, ha hecho tambalear nuestras vidas y cuestionarnos sobre dónde estamos parados realmente y hacia dónde vamos. Quizás sean preguntas que muchas veces nos hemos realizado, pero hoy lo pensamos de otra manera. Hoy la realidad nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nuestro “posible futuro”, porque ya no estamos muy seguros de cuál es el futuro con el que podemos soñar.
Esta realidad nos ha llevado a repensar no sólo la educación, sino también nuestras vidas como agentes de cambio, nuestros hábitos, nuestros miedos, nuestras emociones, y oportunidades.
Luego de esta pandemia, la educación, el trabajo y muchas cosas más, no serán las mismas, nuestras vidas tampoco lo serán, por eso es necesario identificar hacia dónde nos dirigimos.
En cuanto a la educación todo indica que lo virtual va a tener cada vez más injerencia, va a ir tomando un rol más protagónico, vamos a tender a una educación mucho más blanda, donde el verdadero valor será la capacidad creativa, otorgándole mayor importancia a nuestra capacidad de hacer.
Una educación más flexible, más crítica, donde la prioridad sea desarrollar personas que aprendan a autorregularse y que entiendan que para aprender hay que tener motivación.
Una educación que brinde caminos más flexibles para aprender, utilizando diferentes metodologías que permitan desarrollar diferentes competencias, no sólo las básicas o transversales sino también desarrollar aquellas que dependan de tus propósitos y motivaciones.
Una educación donde el docente motive a los estudiantes a buscar soluciones por ellos mismos y con sus pares, que los motive con preguntas complejas, que los lleve a investigar y buscar soluciones.
Una educación donde la tecnología va a estar mucho más presente, pero donde se buscarán más las interacciones personales. La tecnología se utiliza para brindar información, pero también para fomentar las interacciones entre las personas. Por lo tanto, la educación va a ser más personalizada y se va a adaptar más al ritmo de los estudiantes.
En la actualidad los docentes han demostrado que la superación de la adversidad no se basó en su preparación para todos estos cambios, sino que las vivencias que estamos sobrellevando fueron producto de esfuerzo, voluntad y completa dedicación. La gestión del cambio es una competencia importante que debe tener un docente, varios docentes que antes estaban en contra o se resistían a incorporar la tecnología hoy han tenido que hacerlo forzados por la crisis del Coronavirus. Esta realidad nos ha demostrado que hay que aceptar que el mundo es cambiante, que el mundo educativo también lo es y debemos estar abiertos a estos cambios. Las habilidades digitales desarrolladas en estas últimas semanas por los docentes, han superado toda expectativa, no sólo el manejo de la tecnología o softwares sino aprender a comunicarse digitalmente, a gestionar y producir información digital relevante, a interactuar con los alumnos, a utilizar distintos recursos que hagan que las clases sean atractivas de forma que el estudiante desee ir a clase porque siente que es una experiencia significativa, relevante.
Pero estos cambios han afectado también al estudiante, quien al no tener una persona que le indique todo lo que tiene que hacer, necesita desarrollar aún más la capacidad de análisis, la toma de decisiones y accionar.
Debemos lograr que lo digital pueda centrarse en cada alumno, para que -de forma individual y grupal- genere un aprendizaje emocionante; logrando que desafíe cada vez más lo que aprende, poniéndolo en práctica rápidamente en el mundo real; resolviendo problemas y diseñando soluciones de uso inmediato para terceros, mirando que también su parte de habilidades blandas se desarrollan; sus emociones estén estables, así como sus hábitos; y que su experiencia de aprendizaje sea tan óptima como cuando estaba en el salón.
Al estar sumergidos en un cambio constante debemos aprender a aprender o sea aprender y desaprender a un ritmo vertiginoso. Gran parte de lo que hemos aprendido, rápidamente queda obsoleto, por lo que hay que actualizarse permanentemente. El Covid 19 pasará, y con él mucha de la información que hoy seguimos día a día. Pero las habilidades blandas como la adaptabilidad, el pensamiento creativo, flexibilidad, pensamiento crítico, que hemos desarrollado juntos docentes estudiantes e institución educativa en estos meses nos acompañarán toda la vida.