La Fatiga Digital
La nueva situación pandémica del COVID-19 a nivel mundial, ha obligado a la sociedad a buscar herramientas para comunicarse, interactuar y trabajar. La palabra ZOOM paso a ser parte del vocabulario diario y el cerebro comenzó a reaccionar sobre su excesivo uso.
ZOOM es una herramienta que permite la comunicación entre personas de forma virtual y los usos mas frecuente son la educación virtual, teletrabajo, hablar con familiares, conocer nuevas personas y compartir un momento con los amigos.
Un artículo del National Geographics lo expresa como la “Fatiga Zoom” donde explica que las interacciones virtuales pueden ser duras para el cerebro.
Cuando una persona entabla una conversación, el cerebro se concentra parcialmente en las palabras que se dicen, pero también extrae significado de decenas de señales no verbales, si se mueve mientras habla o si inhala rápidamente justo antes de interrumpirte.
Buscar esta percepción es algo que nos ayuda a sentar las bases para una intimidad emocional.
La video llamada nos obliga a prestar más atención en las palabras, ya que en la mayoría de veces solo se visualiza la cara y el hombro.
Hay que imaginarse lo frustrante que puede ser cuando se visualizan muchos cuadrados con personas y el cerebro no llega a decodificar a todos al mismo tiempo. Si se ve a un solo interlocutor cada vez, no se puede reconocer el comportamiento de los participantes no activos, algo que sí percibirías con la visión periférica, cuenta Andrew Franklin, profesor adjunto de ciberpsicología en la Universidad Estatal de Norfolk, en Virginia.
El cerebro se siente abrumado con el exceso de estímulos mientras está concentrado en buscar señales no verbales que no puede encontrar.
En estos momentos las herramientas que permiten la conexión entre dos o mas personas, provocan una sensación de unidad ante la pandemia.
Hay que aprender a no abusar de ellas y saber que existen otros canales que puede ayudar a aliviar la fatiga digital. El profesor Claude Normand, de la Universidad de Quebec Outaouais, recomienda apagar la cámara en el caso que la persona se siente cohibida o sobreestimulada y el procurar caminar mientras hablamos, mejora la creatividad y disminuye el estrés.
No debemos olvidar que convivimos en un mundo digital y analógico.