La pandemia que afecta al comercio mundial llegó a la cadena logística produciendo una serie de retrasos en las entregas, que para mercancías generales no tienen una afectación mayor.
El trastorno relevante se produce en los envíos de productos bajo régimen de frio donde los plazos conspiran contra la calidad y el buen estado de la remesa que básicamente son alimentos.
Recientemente arribo a nuestro país un contenedor de banana ecuatoriana cuyo tránsito se complicó y lo que debería ser unas semanas llevó más de 40 días por lo que se presume que la fruta esté en malas condiciones.
El cosechador sugiere que el viaje de su mercancía oscile entre 7 y 28 días, a una temperatura de viaje (set point) de 14ºC, aunque algunos productores la envían en estado inmaduro (verde) para que esté consumible al arribo u otros hacen un pre enfriado que alcanza solo los 7/8 avos de los 14ºC recomendados de manera de completar el 1/8 restante durante la travesía.
Técnicamente lo ideal es un embarque en un contenedor reefer que tenga configuración de humedad interna de 85%, la instalación de rodillos absorbentes de etileno, la colocación estratégica de termógrafos descartables y la apropiada apertura de la ventilación exterior (en general de un 15%)
Pero si las cosas no funcionaron y el resultado es la putrefacción segura de la banana será necesario efectuar controles al arribo mediante la inspección de un técnico calificado; el cual seguramente sugerirá una desinfección previa de la mercancía con amonio cuaternario de segunda o quinta generación en automatización superficial para prevenir el COVID-19.