Cada crisis es una oportunidad, lo que importa es que la sepamos aprovechar. Nada va a ser igual luego de la pandemia, los vínculos serán distintos, la utilización de los espacios y los protocolos de acción marcarán el rumbo. Para quienes trabajamos o para quienes quieren incursionar en el rubro eventos es fundamental cambiar el chip. Poder visualizar lo que se viene y trabajar para lograr los mejores resultados
Se abren nuevas oportunidades de negocio y para ello necesitamos generar nuevas estrategias para aprovechar al máximo lo que se nos presenta. La capacitación específica juega un rol central para pensar y repensar el área.
Vamos a un formato distinto de eventos, más personalizados, más efectivos y más puntuales. Los eventos empresariales tendrán otros componentes, será un mix lo presencial con lo virtual. En el área cultural también notaremos cambios, y ni que hablar en los eventos masivos (recitales, fiestas etc). Sin dudas hasta los eventos sociales tendrán otro cariz, cambios específicos y generales. En todos los escenarios previstos, el rol del organizador será cada vez más necesario como parte del proceso de cambio, aportando nuevas ideas, nuevos formatos, nuevas formas de comunicación.
La optimización de recursos será la clave en el escenario que se viene y el diferencial será la capacitación específica. Tener la capacidad de adaptarse a las nuevas condiciones y sobre todo aportar valor para lograr mejores resultados
Las nuevas estrategias nos exigirán soluciones creativas y estructuras firmes, compartimentar lo básico para después poder crear. Sin dudas, deberemos conformar equipos de trabajo más heterogéneos y establecer vínculos más fuertes. No hay sector, dentro de la organización de eventos que no se vea afectado de una manera u otra por la pandemia. Desde el diseño del evento, la cantidad de invitados, los salones, los proveedores en general, los cuidados en el servicio de catering, el presupuesto disponible, incluso hasta en el diseño de modas, nada será ajeno al cambio.
Adaptarnos, cambiar el chip, capacitarnos pero sobre todo no perder la pasión por lo que hacemos ahí está la clave.
El desafío está planteado, para optimizar el nuevo escenario debemos generar un nuevo concepto del organizador de eventos, más capacitado, más multifacético, más profesional.