Hablar de deporte, más allá de la enorme pasión que desata en nuestro país, implica referirnos a uno de los pilares de una vida saludable a cualquier edad.
En su libro “Salud, Ejercicio y Deporte”, el Dr. Jürgen Weineck sentencia que hay que activar las fuerzas con un entrenamiento adecuado y prevenir enfermedades con el deporte correcto. Además, agrega que aquellas personas que se mantengan en buen estado físico podrán combatir las típicas “enfermedades del bienestar” y contribuir a la conservación y recuperación de la salud. Pero el “efecto deporte” no repercute sólo en lo físico sino que afecta la salud mental disminuyendo stress y depresión.
Diversión, búsqueda de objetivos, desarrollo físico, pérdida de peso, reducción de grasas, regulación hormonal, refuerzo del sistema inmunológico, reducción de fatiga. La lista de los beneficios de una práctica regular del deporte podría ser más extensa.
Décimo Junio Juvenal inmortalizó en sus poemas satíricos “mens sana in corpore sano” (una mente sana en cuerpo sano). Aquella afirmación escrita entre los siglos I y II DC mantendrá su vigencia eternamente. Hacer deporte no sólo es bueno, es importante.
Por supuesto, es vital practicarlo en relación con nuestras posibilidades, edad, condición física y motivación. Y también es necesario recordar que no compensa errores de hábito y alimentación.
Finalmente, el deporte en los niños, además de ser un derecho los ayuda a desarrollarse y relacionarse con otros niños. Les enseñará a crecer, tener responsabilidad y compromiso. Practicar deporte es una manera muy sencilla de apostar a la salud y el buen estado físico.
Tras el golpe duro del paso avasallante de la pandemia, el regreso de la actividad deportiva es una bocanada de aire fresco que nos devuelve el disfrute de sentirnos vivos. Esa sensación tan cotidiana -como mágica- de estar en acción acompasando la obligación al disfrute.
Roberto Moar:
Periodista deportivo de canal 10