El Prof. Álvaro Fros, docente e integrante del Departamento de Prácticas y Pasantías de la Facultad de Ciencias Agrarias de UDE, comparte cómo se articulan teoría y experiencia de campo en las carreras agropecuarias. Desde visitas a predios e institutos como el INIA y el SUL, hasta los desafíos de la gestión empresarial en el agro.
Una charla esencial para quienes buscan profesionalizarse en un sector clave para el país.
Si no puedes ver la entrevista, comprueba en este enlace la completa entrevista con el profesor Álvaro Fros.
Miguel Nogueira: Hoy vamos a hablar con el profesor Álvaro Fros, docente de la Universidad de la Empresa, la UDE, integrante del departamento de prácticas y pasantías de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UDE. Álvaro, bienvenido, un gusto.
Álvaro Fros: El gusto es mío estar en tu programa, en contacto con tu audiencia.
MN: Hubo materias que sufrieron muchísimo con la pandemia, ¿no? Porque se puede hacer mucha cosa vía Zoom, pero hay prácticas que se tienen que hacer en el terreno. Y seguramente esta fue una de las que tuvo que sortear las mayores dificultades, ¿no?
AF: Sin duda. Justamente en una reunión reciente con docentes de la facultad, hablamos de las exigencias que están sufriendo los diferentes rubros agropecuarios en términos de productividad, de competitividad, las nuevas exigencias que vienen de la mano de los gustos de los consumidores y exigencias desde el punto de vista de la inocuidad alimentaria, del bienestar animal… seguramente todos conceptos que tú como los oyentes manejan o han escuchado en la prensa. Y todo eso lleva a que los que somos responsables en el área —tanto docente como en las prácticas y pasantías— incrementemos la creatividad para que las prácticas sean algo que les aporte para su futuro profesional de una manera más contundente.
MN: Lo que tú decías en cuanto a que nuestras carreras todas tienen un componente práctico muy importante, ¿no? Cosas que en el aula de repente no se puede demostrar o que a través de un Zoom queda difícil.
AF: Es una carrera que hay que embarrarse, hay que salir al campo, decimos nosotros. Y bueno, el campo es frío, de repente lluvia —bueno, si hay tormenta eléctrica preferimos que no— pero sí hay que embarrarse, como decís tú. Hay que salir, hay que recorrer, tomar contacto con los referentes en las diferentes tecnologías, y de eso se trata.
MN: Veo que además, y te pido que nos cuentes, el Departamento de Prácticas y Pasantías… ¿así se llama?
AF: Así se llama.
MN: Hay actividades prácticas que involucran recorridos a distintos predios del país, pero también a lugares como el INIA —no necesariamente todo el mundo tiene que saberlo, pero es el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria— que le puede decir a un productor rural qué puede plantar o no en Salto, donde a los 10 cm ya tenés roca, o en Soriano, que son las famosas tierras negras. Contanos de esas visitas, porque son fundamentales.
AF: Justamente tenemos una grilla bien importante —fruto de la colaboración con los docentes— de oportunidades de realización de prácticas, desde el propio campo experimental de la Facultad, que queda en el departamento de Canelones, a unos 55 km de la capital, hasta la posibilidad de recorrer las estaciones experimentales tanto del INIA como del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL). Tenemos contacto y hay docentes que son técnicos de esas instituciones, y con ellos vamos a esos lugares porque nos interesa que los estudiantes y futuros profesionales tomen contacto con esos referentes en cada una de las especialidades y áreas.
MN: El SUL además… la lana fue base de la economía de este país durante muchos años.
AF: Es más, había establecimientos que esperaban lo que era el adelanto del precio de la lana para planificar el presupuesto. Eso cayó bastante, pero ha vuelto a subir en estas últimas semanas y meses, la lana y su cotización en Australia, en China básicamente, ha vuelto a subir.
MN: La gente que viene a estudiar, contame: ¿cuáles son las licenciaturas?, ¿de qué se recibe la gente acá?
AF: Bueno, las diversas carreras que se dictan en la facultad son universitarias: está la carrera de Ingeniero Agrónomo, que son cinco años; la Licenciatura en Gestión Agropecuaria, que tiene todo ese componente productivo pero también un importante enfoque en administración y gestión desde el punto de vista de la empresa agropecuaria. Y después están las tecnicaturas: Técnico Agropecuario, Técnico Forestal, Técnico en Ciencias Veterinarias. Esas son carreras de dos años, comparadas con las universitarias que son de cuatro y cinco años.
MN: No necesariamente la gente que viene a estudiar esta carrera es alguien que tiene un padre o un tío con un establecimiento agropecuario.
AF: Seguramente es así. Justamente, hay un balance entre los que son del interior o tienen alguna relación con el medio rural y los que son de Montevideo pero tienen una vocación por lo que es el campo. Te diría que hay un balance del 50-50. Y los conocimientos les llegan a todos por igual, y queremos que el nivel sea alto para todos, tanto para el que tiene experiencia previa como para el que nunca pisó un potrero o una pradera. Sale con el conocimiento adecuado para poder desarrollarse profesionalmente en cualquier área que decida.
MN: ¿Las clases se dictan solo en Montevideo, o ya se han extendido a Colonia, Punta del Este…?
AF: Hoy por hoy se dictan en Montevideo. Existe la salvedad de que algunas materias de las tecnicaturas son por Zoom, pero también hay actividades presenciales. Y a las prácticas tienen que ir todos, eso es obligatorio, y va en beneficio de cada uno de ellos.
MN: ¿Son carreras más masculinas que femeninas, o también se ha igualado esto?
AF: Sí, hay un mayor componente masculino, pero hay muchas chicas que eligen las carreras agropecuarias y te diré que son muy buenas. Tienen muy buena inserción laboral.
MN: Son tiempos en que, como tú decías, las exigencias sanitarias y otras cuestiones hacen que saber administrar el campo —sea chico, mediano o grande— sea clave.
AF: Claro. Son empresas con una característica específica: se mueven en el medio rural, pero no dejan de ser empresas. Y tienen que ser gestionadas adecuadamente. Porque de repente, desde el punto de vista productivo estás muy bien, pero desde el punto de vista empresarial estás barranca abajo. Entonces hay que tener un buen mix. No hay que olvidar que es una empresa, tiene que sustentar a la familia, sobrevivir…
MN: Son inversiones grandes y la rentabilidad es baja, ¿no? Más allá de lo que se pueda creer…
AF: Las cuentas están a la vista, cualquiera que las quiera ver.
MN: El otro día, Patricio Cortabarría en un almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing hablaba de que en algunos sectores estamos hablando de 2-3% de rentabilidad por cada $100 invertidos.
AF: Exactamente. Hay mucha inversión y la rentabilidad total es baja. No supera eso. Está en 2-3%, más o menos.
MN: Con la variabilidad que hay por clima, mercados, y demás…
AF: Sí, claro.
MN: Alguien puede estar escuchando y decir “me dedico a la pecuaria y nunca vi estos precios”. En este momento hay buenos precios, ¿no?
AF: Exactamente. Sí. Y está bien lo que decís del momento climático. Hay pasto, montañas de pasto, hay forraje. Siempre decimos los del campo: siempre llega el invierno, y ahí está, a unos pasos.
MN: Y hay que guardar para cuando no hay.
AF: Exactamente. Pero es un buen arranque de año.
MN: La Facultad de Ciencias Agrarias la encuentran en la página de la UDE. Ahí tienen todos los detalles. Los cursos han arrancado, siempre hay posibilidad de consultar para ver si se pueden enganchar o reenganchar en algo.
AF: Así es.
MN: Nos ha acompañado el profesor Álvaro Fros, docente de la UDE e integrante del Departamento de Prácticas y Pasantías de la Facultad de Ciencias Agrarias. Álvaro, muchísimas gracias.
AF: El gusto ha sido mío, Miguel.